miércoles, 13 de febrero de 2013

MÁS ALLÁ DE LAS DEIDADES


MÁS ALLÁ DE LAS DEIDADES (más allá de que yo haya tenido algún rasgo esquizoide o paranoide, más allá de que me base en “todos” los poetas o, más concretamente en Rimbaud o Miguel Hernández). “Más allá de las deidades” es el nombre de este artículo y la pretensión de la que se parte. ¿Sería presuntuoso decir que me baso en la experiencia?

…más allá de un ateísmo que considera el alma o las almas (el alma concreta de cada uno) como producto ideológico de una religión deísta –que sería una cosmovisión o visión del mundo-…

…se dirá que toda religión es deísta, pero no lo es el budismo, al menos en la enseñanza del Buddha original: el verdadero budista, aquel que se basa en las palabras de Buddha no cree en ningún Dios, pero sí en la reencarnación… es religión en tanto existen sacerdotes y maestros que reproducen y regeneran las enseñanzas de dicho maestro, pero con esa “suerte de superstición” –diríamos los de Occidente- de la reencarnación que llega hasta el ridículo.

Llega hasta el ridículo de ser tremendamente clasista, que da que pensar con respecto a ideas del propio maestro, quien pasó hambre y se hartó de riquezas y decidió que “lo mejor” era disfrutar humildemente con las pequeñas riquezas, por decirlo así

… se dirá que no tengo un conocimiento pleno del budismo, ni de las palabras originales de Buddha, ni de la tradición zen o chan, etc. y en parte es verdad. Ni siquiera tengo un conocimiento completo del Antiguo y el Nuevo Testamento. 

Pero por ahora bastará: de todas formas, nuestra sociedad rezuma deísmo y fanatismo pseudoreligioso por todas sus extremidades, un aroma –perdónenme aquellos que creen en el amor…- que alcanza nuestra mente y no la deja pensar con claridad, que impide un sano encuentro no sólo con la muerte –consideremos como consideremos tal cosa- sino también con un prójimo que vea que en la caridad hay solidaridad y empatía y no limosna, o no siempre esa limosna, ese juego perverso del fuerte y el débil, esa compasión enfermiza

…se dirá, a raíz de todo esto que se puede ser deísta y no religioso: como aquellos que en nuestra cultura occidental –por no traspasar ciertas fronteras hacia otras tierras en las que nos sentiríamos incómodos sosteniendo estas ideas…- que existe un ser supremo que lo ha creado todo, pero al que no hay que rendir culto para la salvación o el redimirse, etc.: lo cual se resume por lo general en “yo creo en Dios pero no en la Iglesia”, es gente en general con muy buenos sentimientos, demasiado paciente con algunas cosas, que uno diría estar sacada de un libro de la izquierda hegeliana, más
concretamente de Feuerbach, gente que cree en el amor a dios y al prójimo y/ o a las demás personas. 

Yo he pasado por esta fase. Pero niego que necesariamente no pueda y deba existir “cierta” pureza con estos temas. Por lo menos, un niño que se siente espontáneamente ateo –lo que se suele llamar con más justicia: sentimiento oceánico- no deba ser atacado por otros niños, incluso hasta llegar a las manos. No quiere decir que hasta la postura más horrenda deba ser protegida. Evidentemente, si el fascismo y con ello la ideología que lo sustenta desaparecieran de esta Tierra, seríamos mucho más felices. Pienso que las cosas se deben hacer con naturalidad o sin forzar demasiado las cosas. Ocurre que todos somos humanos y “ese demasiado” puede ser muy poco o realmente demasiado

Por lo tanto hay que diferenciar y, lo que es más importante, tratar de ver la funcionalidad de ciertas ideas, como búsqueda de una verdad que -yo admito- me llevará a ser religioso o a observar cierta “religiosidad”, libre de sentimientos y constricciones pecaminosas; negar la existencia de Dios; admitir la realidad –no del todo clara, es verdad- de un alma que habita en nosotros: como una conciencia de nuestra identidad que sobrevive al cuerpo, como un inconsciente traído o no traído a la luz que igualmente sobrevive al cuerpo, como una forma energética diríase de materia pensante que no tiene ya un cuerpo: como una liberación y como un encadenamiento y más si admitimos que estando en vida, si es que se le puede llamar vida a esto y a lo otro: es decir a tener o ser cuerpo, a no tener cuerpo y si ser y tener alma… también como un proceder mental que se “materializaría”, de algún modo estando muertos ¡pero existiendo! y no precisamente en el paraíso o ardiendo eternamente, que son ideas muy católicas –y caóticas-; y que, si bien es verdad que “puede haber de todo”, no sería sino una somatización.

Como todos sabemos la somatización es de causa psicológica per se: si no NO sería somatización: reflejo, movimiento voluntario del cuerpo, el proceder casi automático en tanto seres vivos… alguien se preguntará y, quizás no sin cierta sorna: ¿Cómo que “seres vivos”? Más bien muertos. Bueno, ¿no dicen ustedes que la muerte forma parte de la vida?. De momento esto es de cajón y, a excepción de Jesús, los ángeles, etc., siempre situándonos bajo la perspectiva de la Iglesia Católica, no es posible para nadie. Bueno, nadie todavía: porque que yo sepa nadie ha inventado nada contra el envejecimiento (o desgaste) del cuerpo o, para la vida eterna...sí, ciertamente, si hubiera algo así nos creeríamos dioses, por suerte no existe nada parecido… ¡eso faltaría que nos estuvieran explotando toda la eternidad o que estuvieran siempre los mismos gilipollas jodiendo a la peña! entre otros: la propia Iglesia y las demás congregaciones religiosas o pseudoreligiosas monoteístas (qué curioso que las religiones monoteístas sean las que más han perdurado y las que más poder han alcanzado, con un grado de opresión y represión espeluznantes, que da qué pensar en el sentido de la irracionalidad… y del satanismo y la brujería como respuestas emancipadoras con respecto a, al menos, la ideología de la Inquisición. No sólo eso: también la Alquimia…)

Si admitimos que estando en vida por una suerte de esquizofrenia voluntaria no patológica, podemos ver, por ejemplo, nuestro cuerpo desde fuera… creo que a todo psicólogo le sorprenderá y no le sorprenderá dicha idea: el esquizofrénico, además de ese tópico tan sugerente de “estar fuera de sí”, tiene la fantasía o el delirio de verse desde fuera… (en ocasiones es difícil diferenciar y habrá que hacer el esfuerzo de ser honestos y admitir que siendo o no siendo una cosa o la otra: si el sujeto no sufre o en ese no sufrir no hay nada de “extraño”, “siniestro”, “apocamiento”, ¿ensimismación-entimismacion, nuestramismación...? –algún término que acuño yo-...

...no se trata de una esquizofrenia sensu estricto)

si podemos ver nuestro cuerpo desde fuera y a las demás cosas, como si pudiéramos situar nuestros ojos y toda nuestra vista desde una perspectiva no personal o, mejor dicho, desde una perspectiva no propiamente nuestra… no se trataría oportunamente de empatía, y aún nos traería más dolores de cabeza el delimitar qué es lo propiamente de uno, tangible e intangible...sin irnos al núcleo duro de nuestra personalidad y/o carácter: lo que nos hace ser nosotros mismos… ¿puede ser para algunos negar el cuerpo propio?... ¡o el de los otros!, aunque no viene al caso.

De ninguna manera, o no debiera ser así. Pese a que apuesto a que existe un alma que sobrevive al cuerpo, en los que somos humanos: es decir aquellos que tenemos capacidad de aprehender simbólicamente y con ello reír, amar, etc. ; también apuesto por una filosofía de vida vitalista, y creo que no es tautología: incluso los trasmundanos –filosofía de la que me gustaría apartarme- tienen una filosofía de vida. Lo que ocurre es que, tal y como son y vienen muy bien descritos en Así habló Zaratustra, su vida viene a ser un padecer continuo: como morir y no morir y seguir muriendo en vida; también como una Teresa con (sentimiento de) culpa y sin culpa de nada…

…si pudiéramos, precisamente en sueños: como una forma de equilibrar TODO LO NUESTRO, de manera que el cuerpo descansa del alma y el alma del cuerpo. Si quieren pueden sustituir, en este caso: ideas por alma. Yendo a lo esencial de las ideas: el afecto, lo que se piensa de uno y del otro y no... lo figurativo, que es más propio de los sueños oníricos.

Habría un tercer aspecto y es de lo que más se descansa estando dormidos, soñando o no, tanto da para lo que nos ocupa: lo analítico, lo interpretativo. Lo que habría que dilucidar es las fronteras, si es que las hay y los engarces, que seguro hay, entre unas cosas y las otras.

Claro que lo humano va mucho más allá: el cuerpo percibe y siente- me refiero, en este caso, con los órganos sensorios-sensitivos: oído, paladar, etc.- y siempre se puede tararear o cantar sin letra de acompañamiento. Lo humano también va mucho más allá y los ejemplos nos ocuparían tomos y tomos. Baste poner algún ejemplo: correr y con ello sudar, tocar y acariciar a quien te ama –en silencio-, llorar de emoción, los modos complejos de relacionarnos, para lo cual se crean instituciones de un signo u otro…

Claro que habrá mucha gente a la que esto “no le diga nada”, puesto que el ser humano no nace, ni se hace nihilista. Dicho de otro modo: todos caminamos en pos de darle un sentido a nuestras vidas. Incluso el nihilismo sería una forma pasiva de afrontar las cosas puesto que “no se cree en nada” o, activamente, una forma, una excusa, incluso un monto de ideas falsas y confusas acerca de “destruirlo todo”.

Destruir, que yo sepa, no es hacer, a menos que se quiera destruir algo para crear otra cosa. No se va a tratar aquí de discutir si “todo tiene un sentido”. Pero sí quiero expresar lo que pienso a cerca de todo esto: la vida debería tener el sentido que uno le diera, que todos le diéramos. Evidentemente, existiendo unas instituciones que nos separan en polos opuestos, no sólo clasistas aunque aquí puede que esté el eje principal, siempre habrá gente que choque con los demás, sin que, en ocasiones, el otro tenga culpa de nada o no pueda hacerse responsable, como pueda ser el caso de –sin querer desanimar a nadie, ni mucho menos- un viejito y su nieto, o un chavalín y su abuelo (su iaio, que diríamos en mi tierra…). Porque conviene ponerse en esa doble perspectiva, sin la cual seremos unos seres pura y únicamente egoístas.

¿Mi turno? Yo les reconozco a los religiosos de toda estirpe la esperanza en una vida “ultraterrena”
Les reconozco así mismo a los ateos la falta de confianza en la esperanza terrenal propia de los ateos aburguesados: sean socialdemócratas, reformistas, individualistas, etc.

Les reconozco a los agnósticos activos su búsqueda de la verdad y a los agnósticos pasivos su hincapié en que no es el asunto principal que se debería discutir…

… sin embargo, yo debo discutirlo. ¿Cómo si no? Evidentemente, no voy a avasallar a nadie ni con preguntas ni con respuestas y entiendo que la respuesta “más racional” a todo esto sea el agnosticismo de un signo o de otro. Me gustaría que en un futuro todo esto dejara de ser hipótesis, aún en el peor de los casos de un ateo o aún en el peor de los casos de un fanático (pseudo) religioso: ¡tener que rendir cuentas ante los muertos por estas  y otras muy diversas razones…!

…empero, deberíamos profundizar en el cómo funcionan, para qué sirven todas las ideas de las religiones y de aquellos que se han enfrentado a estas: desde los que las asumen dogmáticamente, como suele ser habitual en las Congregaciones y como se suele decir “siendo más papistas que el Papa”, pasando por los reformadores y aquellos que interpretaban de una manera u otra –es difícil en este aspecto diferenciar “izquierdas y derechas” y habría que preguntarle a algún teólogo de la Liberación qué opina…- hasta aquellos que condenados o con todo el dolor del mundo han tenido que “renegar” consciente y libremente de estas ideas o aquellos que directamente pasan del tema y “ni ateos ni na de na” –entre los que se encuentran muchos que luego “sienten la llamada del señor” en un sentido u otro o aquellos que ¡por una miseria! se venden a este tipo de instituciones. Quisiera citar algunos ejemplos: San Pablo, Lutero, Erasmo, Bruno, Galileo, Camilo Torres…


OBJECIONES A MIS PROPIAS TEORÍAS

Puede que “los muertos” tengan una energía especial que no todo el mundo puede captar… porque lo niega, porque no puede… o porque se necesita cierta iniciación solitaria y que puede “pasar por esquizofrenia o locura grave”. Esto negaría tanto la parapsicología como la psiquiatría oficial… ¡o acabaría asentándolas!

¿Puede que “esa energía” que necesariamente se desprende del cuerpo no se capte?

Puede que “estando muertos” podamos ver el mundo previo a... ¡y olvidar la muerte, olvidar nuestras muertes!

(¡cariños os he estado buscando tantas veces!)

Que sobrevivan todo tipo de supersticiones y uno “alucine” después de estar muerto...

ACLARACIÓN: yo no estoy muerto. Cada cual será un grito de vida. No hay Biblia que creer ni que disfrutar. Háganse sus propias aclaraciones. Háganse sus propias objeciones. Vivan, y si luego no hay nada, no lo piensen muy en serio en vida, de todas formas no sería así... en el futuro, como se suele decir tendenciosamente, dios dirá. Una aclaración: la tendencia la marcan ustedes. Si piensan en “bien” y en “mal”, no se asusten: estas cosas también existen.

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