MÁS ALLÁ DE LAS DEIDADES (más
allá de que yo haya tenido algún
rasgo esquizoide o paranoide, más allá de que me base en “todos” los poetas o,
más concretamente en Rimbaud o Miguel Hernández). “Más allá de las deidades” es
el nombre de este artículo y la pretensión de la que se parte. ¿Sería
presuntuoso decir que me baso en la experiencia?
…más allá de
un ateísmo que considera el alma o las almas (el alma concreta de cada uno)
como producto ideológico de una
religión deísta –que sería una cosmovisión o visión del mundo-…
…se dirá que
toda religión es deísta, pero no lo es el budismo, al menos en la enseñanza del
Buddha original: el verdadero budista, aquel que se basa en las palabras de
Buddha no cree en ningún Dios, pero
sí en la reencarnación… es religión en tanto existen sacerdotes y maestros que
reproducen y regeneran las enseñanzas de dicho maestro, pero con esa “suerte de
superstición” –diríamos los de Occidente- de la reencarnación que llega hasta
el ridículo.
Llega hasta el ridículo de ser tremendamente clasista, que da que pensar con respecto a ideas del propio
maestro, quien pasó hambre y se hartó de riquezas y decidió que “lo mejor” era
disfrutar humildemente con las pequeñas riquezas, por decirlo así
… se dirá
que no tengo un conocimiento pleno del budismo, ni de las palabras originales
de Buddha, ni de la tradición zen o chan, etc. y en parte es verdad. Ni
siquiera tengo un conocimiento completo del Antiguo y el Nuevo Testamento.
Pero
por ahora bastará: de todas formas, nuestra sociedad rezuma deísmo y fanatismo
pseudoreligioso por todas sus extremidades, un aroma –perdónenme aquellos que
creen en el amor…- que alcanza nuestra mente y no la deja pensar con claridad,
que impide un sano encuentro no sólo
con la muerte –consideremos como
consideremos tal cosa- sino también con un prójimo que vea que en la caridad
hay solidaridad y empatía y no limosna, o no siempre esa limosna, ese juego
perverso del fuerte y el débil, esa compasión enfermiza…
…se dirá, a
raíz de todo esto que se puede ser deísta y no religioso: como aquellos que en
nuestra cultura occidental –por no traspasar ciertas fronteras hacia otras
tierras en las que nos sentiríamos incómodos sosteniendo estas ideas…- que
existe un ser supremo que lo ha creado todo, pero al que no hay que rendir
culto para la salvación o el redimirse, etc.: lo cual se resume por lo general
en “yo creo en Dios pero no en la Iglesia”, es gente en general con muy buenos
sentimientos, demasiado paciente con algunas cosas, que uno diría estar sacada
de un libro de la izquierda hegeliana, más
concretamente de Feuerbach, gente
que cree en el amor a dios y al prójimo y/ o a las demás personas.
Yo he pasado
por esta fase. Pero niego que necesariamente no pueda y deba existir “cierta” pureza con estos temas. Por lo menos, un
niño que se siente espontáneamente ateo –lo que se suele llamar con más
justicia: sentimiento oceánico- no
deba ser atacado por otros niños, incluso hasta llegar a las manos. No quiere
decir que hasta la postura más horrenda deba ser protegida. Evidentemente, si
el fascismo y con ello la ideología que lo sustenta desaparecieran de esta
Tierra, seríamos mucho más felices. Pienso que las cosas se deben hacer con
naturalidad o sin forzar demasiado
las cosas. Ocurre que todos somos humanos y “ese demasiado” puede ser muy poco o realmente demasiado
Por lo tanto
hay que diferenciar y, lo que es más importante, tratar de ver la funcionalidad
de ciertas ideas, como búsqueda de una verdad que -yo admito- me llevará a ser
religioso o a observar cierta “religiosidad”, libre de sentimientos y
constricciones pecaminosas; negar la existencia de Dios; admitir la realidad
–no del todo clara, es verdad- de un alma que habita en nosotros: como una
conciencia de nuestra identidad que sobrevive al cuerpo, como un inconsciente
traído o no traído a la luz que igualmente sobrevive al cuerpo, como una forma
energética diríase de materia pensante que no tiene ya un cuerpo: como una liberación y como un encadenamiento y más si
admitimos que estando en vida, si es que se le puede llamar vida a esto y a lo
otro: es decir a tener o ser cuerpo, a no tener cuerpo y si ser y tener alma… también
como un proceder mental que se “materializaría”, de algún modo estando muertos
¡pero existiendo! y no precisamente en el paraíso o ardiendo eternamente, que
son ideas muy católicas –y caóticas-; y que, si bien es verdad que “puede haber
de todo”, no sería sino una somatización.
Como todos sabemos la somatización es
de causa psicológica per se: si no NO
sería somatización: reflejo, movimiento voluntario del cuerpo, el proceder casi
automático en tanto seres vivos… alguien se preguntará y, quizás no sin cierta
sorna: ¿Cómo que “seres vivos”? Más bien muertos.
Bueno, ¿no dicen ustedes que la muerte
forma parte de la vida?. De momento esto es de cajón y, a excepción de
Jesús, los ángeles, etc., siempre situándonos bajo la perspectiva de la Iglesia
Católica, no es posible para nadie. Bueno, nadie todavía: porque que yo sepa
nadie ha inventado nada contra el envejecimiento (o desgaste) del cuerpo o,
para la vida eterna...sí, ciertamente, si hubiera algo así nos creeríamos
dioses, por suerte no existe nada parecido… ¡eso faltaría que nos estuvieran explotando
toda la eternidad o que estuvieran siempre los mismos gilipollas jodiendo a la
peña! entre otros: la propia Iglesia y las demás congregaciones religiosas o pseudoreligiosas
monoteístas (qué curioso que las religiones monoteístas sean las que más han
perdurado y las que más poder han alcanzado, con un grado de opresión y
represión espeluznantes, que da qué pensar en el sentido de la irracionalidad…
y del satanismo y la brujería como respuestas emancipadoras con respecto a, al
menos, la ideología de la Inquisición. No sólo eso: también la Alquimia…)
Si admitimos
que estando en vida por una suerte de esquizofrenia voluntaria no patológica,
podemos ver, por ejemplo, nuestro cuerpo desde fuera… creo que a todo psicólogo
le sorprenderá y no le sorprenderá dicha idea: el esquizofrénico, además de ese
tópico tan sugerente de “estar fuera de sí”, tiene la fantasía o el delirio de
verse desde fuera… (en ocasiones es difícil diferenciar y habrá que hacer el
esfuerzo de ser honestos y admitir que siendo o no siendo una cosa o la otra:
si el sujeto no sufre o en ese no sufrir no hay nada de “extraño”, “siniestro”,
“apocamiento”, ¿ensimismación-entimismacion, nuestramismación...? –algún término que acuño yo-...
...no se trata de una esquizofrenia sensu estricto)
si podemos
ver nuestro cuerpo desde fuera y a las demás cosas, como si pudiéramos situar
nuestros ojos y toda nuestra vista desde una perspectiva no personal o, mejor
dicho, desde una perspectiva no
propiamente nuestra… no se trataría oportunamente de empatía, y aún nos
traería más dolores de cabeza el delimitar qué es lo propiamente de uno,
tangible e intangible...sin irnos al núcleo duro de nuestra personalidad y/o
carácter: lo que nos hace ser nosotros mismos… ¿puede ser para algunos negar el
cuerpo propio?... ¡o el de los otros!, aunque no viene al caso.
De ninguna
manera, o no debiera ser así. Pese a que apuesto a que existe un alma que
sobrevive al cuerpo, en los que somos humanos: es decir aquellos que tenemos
capacidad de aprehender simbólicamente y con ello reír, amar, etc. ; también
apuesto por una filosofía de vida vitalista, y creo que no es tautología:
incluso los trasmundanos –filosofía de la que me gustaría apartarme- tienen una
filosofía de vida. Lo que ocurre es que, tal y como son y vienen muy bien
descritos en Así habló Zaratustra, su vida viene a ser un padecer continuo:
como morir y no morir y seguir muriendo en vida; también como una Teresa con
(sentimiento de) culpa y sin culpa de nada…
…si
pudiéramos, precisamente en sueños: como una forma de equilibrar TODO LO
NUESTRO, de manera que el cuerpo descansa del alma y el alma del cuerpo. Si
quieren pueden sustituir, en este caso: ideas
por alma. Yendo a lo esencial de las ideas: el afecto, lo que se piensa de uno
y del otro y no... lo figurativo, que
es más propio de los sueños oníricos.
Habría un tercer aspecto y es de lo que
más se descansa estando dormidos, soñando o no, tanto da para lo que nos ocupa:
lo analítico, lo interpretativo. Lo que habría que dilucidar es las fronteras,
si es que las hay y los engarces, que seguro hay, entre unas cosas y las otras.
Claro que lo humano va mucho más allá: el cuerpo percibe y siente- me refiero,
en este caso, con los órganos sensorios-sensitivos: oído, paladar, etc.- y siempre se
puede tararear o cantar sin letra de acompañamiento. Lo humano también va mucho
más allá y los ejemplos nos ocuparían tomos y tomos. Baste poner algún ejemplo:
correr y con ello sudar, tocar y acariciar a quien te ama –en silencio-, llorar
de emoción, los modos complejos de relacionarnos, para lo cual se crean
instituciones de un signo u otro…
Claro que
habrá mucha gente a la que esto “no le diga nada”, puesto que el ser humano no
nace, ni se hace nihilista. Dicho de otro modo: todos caminamos en pos de darle
un sentido a nuestras vidas. Incluso el nihilismo sería una forma pasiva de
afrontar las cosas puesto que “no se cree en nada” o, activamente, una forma,
una excusa, incluso un monto de ideas falsas y confusas acerca de “destruirlo
todo”.
Destruir, que yo sepa, no es hacer, a menos que se quiera destruir algo
para crear otra cosa. No se va a tratar aquí de discutir si “todo tiene un
sentido”. Pero sí quiero expresar lo que pienso a cerca de todo esto: la vida
debería tener el sentido que uno le diera, que todos le diéramos.
Evidentemente, existiendo unas instituciones que nos separan en polos opuestos,
no sólo clasistas aunque aquí puede que esté el eje principal, siempre habrá gente que choque con los demás, sin
que, en ocasiones, el otro tenga culpa de nada o no pueda hacerse responsable,
como pueda ser el caso de –sin querer desanimar a nadie, ni mucho menos- un
viejito y su nieto, o un chavalín y su abuelo (su iaio, que diríamos en mi
tierra…). Porque conviene ponerse en esa doble perspectiva, sin la cual seremos
unos seres pura y únicamente egoístas.
¿Mi turno?
Yo les reconozco a los religiosos de toda estirpe la esperanza en una vida
“ultraterrena”
Les reconozco
así mismo a los ateos la falta de confianza en la esperanza terrenal propia de
los ateos aburguesados: sean socialdemócratas, reformistas, individualistas,
etc.
Les
reconozco a los agnósticos activos su búsqueda de la verdad y a los agnósticos
pasivos su hincapié en que no es el asunto principal que se debería discutir…
… sin
embargo, yo debo discutirlo. ¿Cómo si no? Evidentemente, no voy a avasallar a
nadie ni con preguntas ni con respuestas y entiendo que la respuesta “más
racional” a todo esto sea el agnosticismo de un signo o de otro. Me gustaría
que en un futuro todo esto dejara de ser hipótesis, aún en el peor de los casos
de un ateo o aún en el peor de los casos de un fanático (pseudo) religioso:
¡tener que rendir cuentas ante los muertos por estas y otras muy diversas razones…!
…empero,
deberíamos profundizar en el cómo funcionan, para qué sirven todas las ideas de
las religiones y de aquellos que se han enfrentado a estas: desde los que las
asumen dogmáticamente, como suele ser habitual en las Congregaciones y como se
suele decir “siendo más papistas que el Papa”, pasando por los reformadores y
aquellos que interpretaban de una manera u otra –es difícil en este aspecto
diferenciar “izquierdas y derechas” y habría que preguntarle a algún teólogo de
la Liberación qué opina…- hasta aquellos que condenados o con todo el dolor del
mundo han tenido que “renegar” consciente y libremente de estas ideas o
aquellos que directamente pasan del tema y “ni ateos ni na de na” –entre los
que se encuentran muchos que luego “sienten la llamada del señor” en un sentido
u otro o aquellos que ¡por una miseria! se venden a este tipo de instituciones.
Quisiera citar algunos ejemplos: San Pablo, Lutero, Erasmo, Bruno, Galileo,
Camilo Torres…
OBJECIONES
A MIS PROPIAS TEORÍAS
Puede que
“los muertos” tengan una energía especial que no todo el mundo puede captar…
porque lo niega, porque no puede… o porque se necesita cierta iniciación
solitaria y que puede “pasar por esquizofrenia o locura grave”. Esto negaría
tanto la parapsicología como la psiquiatría oficial… ¡o acabaría asentándolas!
¿Puede que
“esa energía” que necesariamente se desprende del cuerpo no se capte?
Puede que
“estando muertos” podamos ver el mundo previo a... ¡y olvidar la muerte, olvidar nuestras muertes!
(¡cariños os he estado buscando tantas veces!)
Que
sobrevivan todo tipo de supersticiones y uno “alucine” después de estar muerto...
ACLARACIÓN:
yo no estoy muerto. Cada cual será un grito de vida. No hay Biblia que creer ni
que disfrutar. Háganse sus propias aclaraciones. Háganse sus propias
objeciones. Vivan, y si luego no hay nada, no lo piensen muy en serio en vida, de todas formas no sería así... en el futuro, como se suele decir tendenciosamente,
dios dirá. Una aclaración: la tendencia la marcan ustedes. Si piensan en “bien”
y en “mal”, no se asusten: estas cosas también existen.