miércoles, 19 de febrero de 2014

DE NUEVO ACERCA DE "LA" PSICOSIS

el lector debe considerar el punto de vista de el autor como plenamente comprometido en la causa de esclarecimiento de las dolencias, padeceres y sufrimientos no directamente corporales. El hecho que éste haya sido diagnosticado con diferentes patologías, medicalizado de una forma +o- torpe, e ingresado en momentos cuyos síntomas eran de "expansión", de flujo creativo y diversión con el entorno, no sin que su adaptación a éste sufriera grandes perjuicios; debe considerarlo -el lector- al margen de prejuicios y al margen de "lo bienpensante" que decía Baudellaire. No soy un dandy, y perdónenme si cambio la forma verbal, porque aquí sí debo defender no sólo 5 años de terapia freudiana muy exigente, una cultura fuera de lo común si avistamos al resto de diagnosticados, que por lo general se desentienden de las teorías más avanzadas y hasta de su sentido común y relegan el conocimiento de sí mismos a un profesional de dudosa formación, siento decirlo, proveniente de nuestro pasado franquista y que todavía halla cobijo - ese tipo de formación- en las facultades de psicología así como otras áreas de influencia sobre nuestro conocimiento de "lo mental", "lo caractereológico", "lo temperamental-personal de cada uno" e inclusive sobre las sensaciones y las percepciones de cada uno, llevando a cabo una visión excesivamente subjetivista, al tiempo que ejercen de jueces supremos de tu progresión vital, puesto que ¿quién pregunta antes de un ingreso si el susodicho lo desea? Así mismo el diagnóstico, como la medicación, en muchos momentos abusiva, sobra y debemos tomar cartas en el asunto. Desconozco el modus operandi de la antipsiquiatría, si se pueden mejorar sus visiones o puntos de vista y en que medida los estudiantes de ahora mismito, al leer esto, pensarán en mí no sólo como un hombre inteligente sino como, además, un hombre sano. Me veo así: soy así, porque lo demuestro inclusive en ambientes asfixiantes, nada flexibles e, inclusive, autoritarios. Lo demás, lo supongo así, puede ser simplemente quién da más en la diana o, por otro lado, qué jerga se utiliza. Nada más.

Esta es mi advertencia teórica, y de paso, mi denuncia al modo de hacer las cosas, aclarando que los profesionales, salvo raras excepciones -de un lado a otro: gente homófoba, machista o en todo caso, dictatorial; y del otro: profesionales muy aplicados en escucharte, comprenderte a fondo, pero en todo caso, no tan dispuestos a comprometerse en tu entorno, con lo cual siempre habrá el peligro de entrar en otro círculo vicioso (véase la familia neurótica, el paro estructural de nuestro sistema, el abuso o mezcla de sustancias, etc.)- son gente muy torpe a la hora de encarar a una persona en tratamiento, tenga el diagnóstico que tenga, puesto que en la mayoría de casos son desajustes de gente sana (ansiedad, estrés...), o rápidas recuperaciones -lo que implicaría de facto la independencia con el tratamiento-, o gente con una forma de ver las cosas muy peculiar, con lo cual no hay terapia que valga pero sí consejos, cierto apoyo. ¡¿Realmente quiénes deberían ser tratados?! No niego que hay gente delirante o inadaptada en exceso, pero, en serio piensan que no es más grave una neurosis, y que hay que callar ante ésta, ¿de verdad darle alas a determinadas personas enfermas que vuelcan sobre el mundo sus traumas de una forma mucho más nociva? ¿no piensan que el único mal social contraído por ciertas psicosis es tan sólo por omisión y no por negligencia, es decir, el no ser tan trabajadores, tan sumisos, etc.?

Dicho todo esto, quizás pierde interés "reincidir" en el análisis de las psicosis. No obstante, el autor quiere hacer hincapié en nuevos factores no tratados ni en el blog Marques de Babel ni en POLITICA Y ESQUIZOFRENIA. Allá vamos:

Lo común a las psicosis, considerándolo desde un punto de vista no-congénito (se niega de antemano que constituya un problema biológico o inclusive de gestación de ese posible afectado de psicosis), de un modo, digámoslo así: personal -en otro momento se puede tratar de un modo social e inclusive cultural- vienen a ser los síntomas, sean resueltos adaptativamente al entorno y/o mediante una creatividad productiva no exclusivamente artística; o bien sean tratados o no y por extensión, diagnosticados o no... en el primero de los casos, por así decirlo, la "diosa fortuna" le permitirá resolver ciertos síntomas -que desgranaremos más abajo- mediante un desembolso de dinero o mediante alguna institución pública o alguna asociación de "enfermos mentales" -aquí el entrecomillado muy muy adrede- si es que esa diosa fortuna se deja caer por tu localidad en forma de profesionales que le dediquen tiempo, estén preparados terapéuticamente y, además, alguno de ellos puede "ponerle en marcha" y/o de vuelta al mundo de los estudios y/o al mundo laboral.

Inciso: trataremos detalladamente los síntomas comunes a  las tres psicosis posibles, puedan derivar en desmayo catatónico o no. Pero antes debemos hacer hincapié en una gran injusticia social: mientras que muchos psicóticos han presentado síntomas de este tipo y los han resuelto, pongamos el ejemplo más evidente, acentuando su compulsividad de un modo intrusivo, mediante la obsesión de educar en ciertos "valores" (que de paso son valores que no pueden mantener ellos mismos, no sólo por su carencia creativa en torno a las situaciones concretas, sino por prejuicios muy evidentes en estos casos derivados de la subordinación a un jefe, sin que el sujeto en cuestión tenga una rebeldía racional, y la violencia familiar que queriendo o sin querer ejercen y sostienen); mediante su machismo obsceno en otros casos donde la mujer es trágicamente torturada); con su señoritismo tan el alza en países, hablemos claro, de economía capitalista, donde, de paso, hay cierto arraigo de la "prensa rosa", del "chismorreo" y los "chismecitos"...

Quiere decir que los "bajones" de la gente sana, lo aparenten o no, son diagnosticados, medicalizados o incluso internados en lo que viene a ser, según su justificación más extendida -la de los profesionales de este "sector"-,  como la forma de descanso, recuperación... ¡y en ocasiones hasta curación! Una cosa es cierta: hay gente sana que logra salir de su tristeza, de su apatía, de sus bloqueos, de su(s) confusión(es), así como otros problemas mediante su propia iniciativa y/o por su entorno más entrañable. Eso no justifica que  a un neurótico, sabiendo la implicación social que contiene el hecho de su influencia institucional a raíz de pensarse tan sólo su acorazamiento caracterial, es decir, que simplemente sea incapaz de amar como sí ama una persona sana o un psicótico en periodo de recuperación/tratamiento y no digamos ya en ciertos periodos de su vida anímica o totalmente recuperado... ¿pero recuperado de qué? Ahora lo diremos.

El síntoma más común del psicótico es el ensimismamiento, entendido por el centramiento, sobretodo involuntario -aunque se logra dominar- de éste en sus recuerdos y fantasías -a veces también sueños y en otras ocasiones algo que podríamos llamar como psicodrama desordenado o teatrillo espontáneo-. Esto se puede desarrollar de acuerdo a la extendida expresión de "hablar sólo", aunque, planteado con más rigor, sin esa retrógrada moral bienpensante a la que puede pertenecer el psiquiatra y el resto del equipo médico, podemos llamar libre expresión del cuerpo a algún pensamiento propio, particular, que acaece sin voluntad de diálogo ni conversación con el otro. Si bien es mucho más fácil de simplificar, también para el "sentido común" de las personas que, sanas o neuróticas, no tienen este tipo de vivencias, llamarlo ensimismamiento, desprovisto de ningún juicio moral, de ningún tipo de diagnóstico a priori -como esquizofrenia, que es la denominación más clásica para la psiquiatría, así como otras denominaciones de la vox populi como "ido", perdido, ausente del mundo- vendría a ser un avance, si se aplica bien y a cada caso en el tratamiento. Me explico: alguien que haya estado ensimismado, es alguien que por fuerza ha vivido intensamente -por sus recuerdos-, o quiere vivir intensamente -por sus fantasías-, que quiere tomarse su tiempo para recordar sus sueños o bien quiere sacar afuera de sí cosas que la sociedad tiende a censurar; también puede ser alguien muy creativo. ¿Qué puede haber de "malo", de "mejorable" o, llegado el caso "medicalizable" en personas que muestren este síntoma? No podemos argüir otro motivo que el hecho de que la calidad de vida de éste se vea mermada por tal ensimismamiento: que rechace a sus amigos y seres queridos o que no pueda/quiera trabajar. Este debe ser el único baremo: hasta qué punto domina o no el sujeto el contacto con el mundo exterior y, a su vez, con ese mundo interno que le dota de más riqueza a su vida. Nunca se debe partir de la base que una personalidad muy hecha a la conversación y la atención como es la de los profesionales de este campo, es el modelo para todo el mundo. Hay diversas formas de personalidad sana, y de ahí que en algún momento pueda haber afirmado, yo, quien esto escribe "que se pueden dar casos de psicosis sanas", ya que al parecer ciertas conductas no dañinas se contemplan como patológicas. Y es esta valoración psiquiátrica la que es dañina.

El siguiente síntoma de un psicótico, por importancia es el retraimiento, con una diferencia significativa con respecto al anterior, y es que en este caso, con un motivo racional más o menos justificado y desarrollado por miedo a..., por simple hastío, etc. la persona en cuestión no quiere mantener conversación o compañía de ciertas personas o del total de su entorno. Evidentemente, en este caso, si hubiera un trato justo, profesionalmente hablando, se trataría no tanto de elaborar el pensamiento sino de cambiar de vida. Lo mismo se puede decir -en cuanto al tratamiento- a grandes rasgos de los otros síntomas que no entraremos a analizar aquí, pero sí son de más gravedad si se presentan de continuo: pensamientos confusos/actitud insegura y pensamiento/discurso disfuncional (de evasión, de rabia incontrolable, etc.)