lunes, 1 de abril de 2013

¡TÁPATE LOS OÍDOS, PEQUEÑO NEURÓTICO!



¿Los tienes bien tapados? Debo aclarártelo: no es una orden de esas que das tú, ni siquiera es un consejo: tus oídos deben habérsete cerrado ya hace mucho tiempo… ¡pero nunca es tarde! (y si hace falta no me disculpes la ironía).
¿Estuviste atento cuando me dirigía a ese gran o pequeño esquizo/psicótico? ¿ni te inmutaste? Sé que no te viste reflejado, pero, ¿sentiste la más mínima empatía, o deslizaste tus sentimientos hacia una ambigua incomprensión, mientras a tu lado estos que sí escuchaban, quizás esperaban una rectificación por tu parte, que te sinceraras y finalmente aliviaras su carga? ¡Mejor no te enfrentes a un paranoico agresivo. Podría hacerte daño, incluso a ti que aparentas ser una roca, que a veces sólo sacas tu humanidad si es a la contra: con las injustas condiciones donde trabajas, con todos los desastres que se ven en la tele… realmente no eres un neurópata, lo tuyo es más ocasional y quizás ni se te ocurriría pensar que un guerrillero que mata y da la vida por ti es tal: ¡rehuyes la cuestión de la violencia, porque no la dominas para nada… ¡¿cómo vas a teorizar si torturas a veces a los demás y ni te das cuenta?! Como todo, puedes parcelar el terreno –o dejar que lo parcelen por ti- para herir en tu familia o herir en tu trabajo, para no saber qué hacer con tu rabia si dañan a un ser querido, para no saber qué hacer cuando te dañan… ¡cómo vas a tener una posición coherentemente pacifista!, ¡cómo plantear en su justa medida la violencia física y verbal allí donde tú no niegas la propiedad privada de facto –de aquellas cosas que debieran ser públicas/colectivas-, donde encadenas a tus hijos de un modo u otro, donde el estado te golpea y tú sangras literal o figuradamente. Ninguno de ustedes puede tener clara la cuestión, por mucho que haya leído, puesto que ofenden, maltratan, dañan, en definitiva ¡y no se dan cuenta! Por eso no son perversos, porque no hay una intención, no hay voluntad de herir, PERO ES ALGO QUE NO INVITA A AMAR Y A PERDERSE EN ESE AMOR QUE UN PSICÓTICO O UNA PERSONA SANA DESEARÍA MANTENER CON USTEDES.

Tengan en cuenta que un psicótico no es masoquista, que no va a estar allí cuando una de sus neuras fuertes haga acto de presencia y quieran castigarnos adrede, y que buenamente una persona sana podría mandarles a tomar viento fresco –que dicen que aclara las ideas-, y que en ese entramado en que se “enfrentan” inconsciencia de uno con inconsciencia del otro, ambos tenemos mucho que perder: el cariño que nos debemos, y mucho que ganar: establecer lazos más sanos, maduros ¡y plenos! No vale escudarse en un supuesto equilibrio o decir que los padres son neuróticos y así salen los hijos “esquizofrénicos perdidos”, así como no sería bueno que un padre esquizoide sustituyera a uno neurótico. ¡Ni siquiera vale la pena medir consecuencias!, pues no es buen plan.

Debemos conocernos, ¡pero conócete tú a ti mismo primero! ¡escucha tus propias palabras! ¡y respeta el turno! Pues quizás hay un ser cercano a ti, independientemente de diagnósticos, que te quiere elogiar y criticar, para mejorar todos… ¡vivir por fin una vida sana sin esa compulsión que no respeta el entorno: la felicidad o la tristeza de los otros, por lo que rara vez eres impulsivo o te autocontrolas; sin obsesiones que te impidan ser creativo: que te lanzan al ensimismamiento y una breve confesión verborrágica, cuando en verdad necesitas pausar el pensamiento: descansarlo; sin una histeria en que tú podrías ser protagonista sin necesidad de una generosidad que no merece el otro ¡o el egoísmo en que estallas cuando ves que tanta generosidad no ha dado sus frutos!

Perdóname entonces, pequeño neurótico si te digo “pequeño”, pues no he visto tu grandeza a la hora de la verdad. No la he visto, pero cuando la vea, en toda la dimensión que requiere, ten por seguro que me alegraré, haré lo posible porque no vuelvas a caer en el vacío de ti mismo y en como buscabas torpemente en los demás, sub-sanar lo tuyo…